Thursday, April 14, 2011

El horizonte artístico-estético de lo grotesco


La mirada representa el sentido perceptivo primero en la escala descendente de los sentidos, ha sido a lo largo del tiempo el inquisidor más eficaz, por el que ingresa el entorno y es transformador de ideas catalizadoras de la mayoría de nuestras acciones,  actúa como juez presencial de lo bueno y lo malo, de la obscenidad y del espectáculo, lo monstruoso y lo sublime, el asco y la fascinación, el pecado y lo sagrado, y lo relaciona con las consideraciones sociales que se han conformado en torno a las representaciones y los imaginarios.
Otras corrientes humanísticas han inferido en la teorización de las categorías estéticas, como los historiadores, psicólogos, filósofos, sociólogos, arqueólogos, estetas, etc.
El la actualidad el arte ha variado en la concepción del cuerpo como limite, ente social, sujeto y significante como lugar de identidad, tratando de redefinir su función dentro del rol artístico, y este es sólo uno de los muchos temas que se han modificado, como el fin del arte y su  propósito, el ready – made, la visión del artista como provocador más que como generador de propuestas intelectuales dotadas de armonía y belleza. Las nuevas propuestas están mezcladas entre corrientes, técnicas y discursos en donde todo ya esta echo, todo es posible y lo que a mi juicio es peor, a nadie le asombra.
Lo que ha caracterizado a la Modernidad es lo monstruoso, lo obsceno y lo colosal, allá donde está la intromisión en lo privado en cualquiera de las formas y discursos, enaltecido por la mercadotecnia producto de la globalización.

Alexandra Marín

Wednesday, April 13, 2011

El horizonte artístico-estético de lo grotesco


Elaborado por: José Iván Avilés González.

Dentro de la historia de los valores que se le han asignado al arte por medio de los juicios estéticos que comprenden básicamente a la belleza y la fealdad, cuantiosos creadores de obras plásticas o de las artes en general, a lo largo de la historia, han mostrado cierta afinidad por lo grotesco, que se encuentra dentro del valor negativo de la fealdad. Por ejemplo, las pinturas negras y la trágica serie “Los desastres de la guerra”, de Goya; los seres metamorfoseados y devorados en un violento acto sexual de Picasso; el mundo oscuro y árido dibujado por A. Kubin; Francis Bacon, a través de desnudos deformes e incoherentes, sangrientos y deshuesados; el mundo caótico y viscoso de David Lynch con criaturas que fluctúan cambiando su anatomía, amorfas y monstruosas (Eraserhead).
Por consiguiente, este estilo de representación despoja la condición humana, mostrando la fragilidad del ser, con la finalidad de exponer nuestros primarios impulsos mórbidos; es decir, “el cuerpo como lugar de formaciones y deformaciones de los límites” de la apariencia humana que puede llegar a una sublimidad, ya que en algún momento es parte de nuestra comprensión del mundo innata. Aquello asqueroso, horroroso, abyecto, grotesco o monstruoso, es parte, en cierta medida, de nuestra acción predadora y destructiva.
Asimismo, el hombre durante mucho tiempo rechazó aquellas imágenes, exhibiciones o situaciones que le creaban cierto disgusto o desagrado, en parte porque no se hacían públicas y por otra parte la educación (moral) creaban la percepción de que lo que se sucintaba era el lado incómodo de la vida; ya que “…la humanidad apartó la vista ante lo que le desagradaba, frente al reflejo de su propia condición. Volviéndose sólo atenta a las ironías que podían surgir de una cruza incestuosa entre la lectura tendenciosa de la historia del holocausto y las acciones de arte que representándolo lo denunciaban” .