La mirada representa el sentido perceptivo primero en la escala descendente de los sentidos, ha sido a lo largo del tiempo el inquisidor más eficaz, por el que ingresa el entorno y es transformador de ideas catalizadoras de la mayoría de nuestras acciones, actúa como juez presencial de lo bueno y lo malo, de la obscenidad y del espectáculo, lo monstruoso y lo sublime, el asco y la fascinación, el pecado y lo sagrado, y lo relaciona con las consideraciones sociales que se han conformado en torno a las representaciones y los imaginarios.
Otras corrientes humanísticas han inferido en la teorización de las categorías estéticas, como los historiadores, psicólogos, filósofos, sociólogos, arqueólogos, estetas, etc.
El la actualidad el arte ha variado en la concepción del cuerpo como limite, ente social, sujeto y significante como lugar de identidad, tratando de redefinir su función dentro del rol artístico, y este es sólo uno de los muchos temas que se han modificado, como el fin del arte y su propósito, el ready – made, la visión del artista como provocador más que como generador de propuestas intelectuales dotadas de armonía y belleza. Las nuevas propuestas están mezcladas entre corrientes, técnicas y discursos en donde todo ya esta echo, todo es posible y lo que a mi juicio es peor, a nadie le asombra.
Lo que ha caracterizado a la Modernidad es lo monstruoso, lo obsceno y lo colosal, allá donde está la intromisión en lo privado en cualquiera de las formas y discursos, enaltecido por la mercadotecnia producto de la globalización.
Alexandra Marín
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